En el oscuro y aromático mundo de la programación, hay una práctica cada vez más extendida, peligrosa y… estéticamente satisfactoria: el vibe coding. El vibe coding no es solo picar código. Es una ceremonia. Una religión. Una trampa.
¿Qué es el Vibe Coding?
El vibe coding es un estado alterado de la conciencia en el que el desarrollador enciende luces LED (preferiblemente en modo RGB arcoíris), abre VS Code con una font monospace carísima, pone lo-fi o synthwave a volumen medio, y se sienta a “mejorar el código”, aunque nadie lo haya pedido.
Y no vuelve.
No come.
No duerme.
No responde tickets.
Solo codifica… en paz.
“A veces solo abro una terminal para sentirme parte del sistema”
— DevOps con Arch Linux
El combustible: Café y otros estimulantes legales
Ningún vibe coding se sostiene sin su droga principal: el café.
Los síntomas de la adicción son claros:
- Creés que el latte art mejora el rendimiento de tu código.
- Tenés más líneas de
console.log()
que horas de sueño. - Escribiste un bot que te avisa si pasaste más de 2 horas sin cafeína (y lo ignorás).
Según un estudio totalmente real que no inventamos:
“9 de cada 10 programadores prefieren el café antes que corregir warnings del linter.”
— Revista Científica de Stack Overflow, vol. 404
La cosa se complica cuando tu tolerancia sube.
Lo que empieza con un cortado termina en expresos dobles en taza de JavaScript mientras refactorizás funciones con nombres pasivo-agresivos como doThingBetterNowPlease()
.
Los proyectos imposibles
El vibe coding impulsa también un tipo de programador que, en su trance de inspiración, arranca proyectos monumentales que exceden por completo su experiencia y conocimientos reales.
Se lanzan a construir sistemas imposibles de mantener, confiando en copiar y pegar fragmentos de internet o escribirle prompts a una IA que tampoco entiende del todo.
El resultado habitual:
Decenas de horas invertidas en un proyecto incompleto, inestable, plagado de errores, que nadie puede ejecutar correctamente.
Aun así, lo subirán con orgullo a GitHub como muestra de sus supuestas capacidades, con la esperanza de impresionar al mundo, aunque ni ellos recuerden cómo funciona.
El lado oscuro de los lenguajes
El vibe coding también saca a la luz tus más oscuros gustos de lenguajes:
- Los de Python se creen filósofos zen: minimalistas, pero usan 38 paquetes para hacer un
print()
. - Los de JavaScript… bueno, usan JavaScript.
- Los de Rust son masoquistas felices. Compilan una vez al mes y luego celebran con sake digital.
- Los de C++ no duermen. Ni comen. Ni viven. Son código.
- Los de PHP aún existen, pero nadie los ve venir. Actúan de noche y usan WordPress como máscara.
“Estuve 6 horas haciendo un layout en CSS. Después entendí que el bug estaba en mi alma.”
— Frontend atrapado en un Flexbox maldito
Falsas Promesas
Todo vibe coder se ha dicho alguna vez:
- “Solo acomodo esta función…”
- “Voy a refactorizar por encima, nada serio…”
- “Esto no debería llevarme más de 10 minutos…”
Tres horas después:
Tenés animaciones con framer-motion
, una nueva API en Supabase, pasaste tu proyecto a TypeScript y estás llorando porque algo que antes andaba ya no anda.
¿Hay cura?
No.
Pero hay comunidades de apoyo.
Se reúnen en Discord a las 2 AM, se mandan memes de commits tipo:
fix: arreglado por arte de magia no me pregunten
Y se abrazan virtualmente mientras discuten por qué npm install
rompe todo cada martes.
Conclusión
La adicción al vibe coding es real, peligrosa y perfectamente estética.
¿Es dañina? Tal vez.
¿Es evitable? No.
¿Querés dejarlo? Tampoco.
Así que servite otro café, poné el lo-fi, y seguí reescribiendo tu portafolio por cuarta vez este mes.
Nos vemos en GitHub, criatura de la noche.
“No programo por dinero. Lo hago por las vibras.”
— Backend que nunca usagit pull